
Tras anunciar su retirada, Roberto Martil quiso reunir a sus personas más cercanas en una charla que tuvo lugar en la Casa de la Cultura de Irurtzun. Ahí se dieron cita familiares, amigos, compañeros de equipo, técnicos, empleados del club, miembros de las categorías inferiores, jugadoras de la sección femenina del Xota, así como la junta directiva y otras entidades deportivas e institucionales. Un encuentro en el que reinó el buen ambiente, los recuerdos bonitos, las palabras de cariño e infinidad de gestos que evidenciaron el grande y bonito recorrido de Roberto Martil durante sus más de 30 años en el club.
El capitán de Osasuna Magna, micrófono en mano, inició su parlamento con emoción, llegando incluso a quebrarle la voz por momentos fruto de lo emotivo del acto. Sin embargo, gracias a las bromas y comentarios de cariño de los ahí presente logró iniciar su intervención, con la que repasó sus inicios con la camiseta verde. «Ha sido algo maravilloso, desde los 6 años que empecé a jugar en el Xota. Recuerdo cuando mi padre me llevaba en el autobús a ver partidos de fase de ascensos. Me acuerdo muchísimo de la fase de ascenso de Palencia. Recuerdo mucho el silencio que había en el autobús a la vuelta. Fue un gran palo el no subir y gracias a eso tengo mucho sentimiento», comentaba ‘Palote’.
También se refería a aquellos años en los que tuvo que salir cedido. Primero a Valencia y después a Estella, años en los que no se imaginaba que acabaría llegándole el premio de quedarse en el primer equipo. El papel de Imanol Arregui fue clave, algo que le marcó y que así recordaba: «Fui creciendo y me acuerdo mucho de la primera llamada de Imanol, que me pilló en el recreo. Fue una alegría para mí que me llamase y me dijese de ir con el primer equipo. No me lo esperaba para nada, porque yo estaba en el filial, jugaba poco y era un chaval, además de que había gente muy buena. No me lo esperaba pero Imanol confió en mí desde el principio. Luego seguí creciendo y han llegado cosas maravillosas. Nunca me había imaginado dedicarme a esto y cuando lo hice fue bien tarde. Hasta los 23 ó 24 años no me di cuenta de que podía vivir de esto. Fui a Salou, luego a Estella, volvía con el primer equipo… Veía tan difícil el poder mantenerme ahí, que creía que con dos o tres años me podía valer. Pero luego a partir de los 23 años me di cuenta de que podía seguir por lo menos unos años más, pero nunca me hubiera imaginado tantos años».
En todos esos años considera que hubiera sido bonito el haber podido conseguir un título, el anhelo de todo deportista, más si cabe jugando en un club tan especial como el CD Xota. «La guinda hubiera sido un título, pero creo que prácticamente nos hemos comido todo el pastel. Hemos vivido cosas que hay gente buenísima que se pega toda la vida jugando a fútbol sala y no consigue vivirlo. Nosotros en cambio hemos vivido cosas inimaginables».
Posteriormente fue llamando uno a uno a aquellas personas que le han marcado como futbolista y como persona a lo largo de toda su trayectoria. Con todos ellos compartió momentos de alegría, recibiendo y dando obsequios, mientras el público ahí presente aplaudía y reía con su gran capitán, el ‘ocho’ del Xota, Roberto Martil.

